Blender de código abierto para luchar contra los desechos electrónicos | cableado


Para Paul Anka, La reparación siempre parece ser la única y obvia opción. Creció en Rumania en la década de 1990 y recuerda con cariño el taller de su abuelo, una especie de hospital para guardar objetos inanimados, desde automóviles hasta tostadoras. Aunque las patinetas y los juegos que hicieron juntos pueden haber sido más importantes para Anca en su juventud, su aprecio por arreglar cosas ha resistido la prueba del tiempo.

“Creo que era una mentalidad normal en ese entonces. Cuando algo se estropeaba, intentaba arreglarlo, lo cual no es lo habitual hoy en día”, dice Anca. Hoy, está tratando de recuperar la forma de pensar de su abuelo, una forma en que los productos se construyen para durar, con su empresa, Open Funk. Su objetivo es cambiar para siempre nuestra relación con los dispositivos, para tratar de detener el flujo de desechos domésticos de más rápido crecimiento en el mundo: los desechos electrónicos.

Se proyecta que para 2030, la cantidad total de desechos electrónicos será el doble de lo que era en 2014. Los dispositivos electrónicos contienen materiales tóxicos que pueden filtrarse en el medio ambiente, y dado que la mayoría de los desechos electrónicos se envían a países en desarrollo con autorización regulaciones ambientales, sirven ya que las comunidades más pobres soportan la peor parte de esta carga de salud. De manera similar, la extracción de materiales utilizados en la electrónica se ha relacionado con daños ambientales y abusos de los derechos humanos, nuevamente en países pobres.

La idea de Open Funk nació en 2018, cuando Anca conoció a su cofundador, el ingeniero de diseño Ken Rostand, durante un evento de economía circular en Berlín. Aparte de su interés compartido en las cadenas de suministro sostenibles, se dieron cuenta de que tenían una cosa más en común: ambos tenían una batidora rota y les resultó imposible arreglarla. Al ver un patrón, cavaron más profundo.

“Pedimos en un grupo de Facebook mezcladores rotos de personas, y nos inundaron con solicitudes”, dice Anca. Recorrieron Berlín recogiendo batidoras dañadas, desarmándolas y determinando por qué no funcionaban. Estos descubrimientos informaron el proceso de diseño detrás del primer producto de Open Funk: la licuadora re:Mix. La pequeña licuadora de caja es casi como un rompecabezas, con diferentes piezas encajadas, igual de fácil de hacer y desarmar.

Una de las principales diferencias entre re:Mix y otros mezcladores es que es de código abierto, lo que significa que cualquiera puede encontrar diagramas de cómo hacer uno en línea. La razón detrás de esto es hacer que sea lo más fácil posible para las personas reemplazar cualquier pieza que pueda romperse. No importa cuán simple sea para la persona promedio llevar sus herramientas a un producto, si no puede obtener una pieza de repuesto, la tarea se vuelve imposible.

El uso de piezas ampliamente disponibles es otra parte importante del diseño. El mango, por ejemplo, es estándar para equipos musicales, y es posible usar su propia cristalería del supermercado con la licuadora, siempre que la abertura sea del diámetro correcto. En lugar de usar pegamento para unir las piezas, optaron por tornillos. “Una vez que pegas un producto, ya no puedes desarmarlo y es solo un desperdicio de material”, dice Anca.